En un entorno VUCA en el que todo cambia constantemente, las empresas deben adaptarse continuamente a nuevas situaciones, lo que las lleva, en ocasiones, a realizar cambios organizativos. Sin embargo, existen múltiples barreras que dificultan la implantación de cambios, como el miedo a quedar excluido del proceso de toma de decisiones o la inseguridad por no tener el control de lo que ocurre. Por eso, en este artículo trataré cómo gestionar el cambio para convertir la incertidumbre en oportunidades.
Cuando se acontecen cambios en la empresa, es normal sentir dudas, miedos o inseguridades. La solución ante estas emociones consiste en identificarlas y descubrir a qué se deben y cómo darle solución. Por ejemplo, supongamos que una empresa comienza a utilizar una nueva herramienta de CRM que los empleados deben utilizar, algunos pueden sentir que parecerán incompetentes por no saber utilizar esta nueva tecnología. La solución sería motivarse y aprender a utilizarla.
Además de identificar las emociones y darles solución, trabajar la resiliencia es importante, sobre todo cuando los cambios son habituales, y nos ayuda a: frenar aquellas reacciones que son improductivas, avanzar a pesar de los retos y convertir la negatividad en creatividad y soluciones.
Pero, la gestión del cambio no es algo únicamente individual, sino que debe trabajarse también como equipo, puesto que la organización está compuesta de grupos de trabajo que deben realizar acciones de manera coordinada para lograr los objetivos. Por ello, para animar el equipo e impulsar el cambio, algunas opciones son:
- buscar oportunidades de mejora, planteando preguntas y haciendo al equipo reflexionar sobre el futuro.
- Transmitir la necesidad real de cambiar por el bien de la empresa.
- Incluir a personas de otras áreas de la empresa, para escuchar más opiniones e ideas.
Por otro lado, uno de los miedos al cambio es debido al riesgo que se asumido, por eso, motivar a los empleados a asumir riesgos y hacer que se sientan seguros, da lugar a una mayor implicación, creatividad y productividad.
Otra de las acciones que debe llevar a cabo un buen líder, es explicar los motivos por los que el cambio que se va a implementar es positivo, explicando las razones que llevan a realizar el cambio, en qué consiste y qué objetivo persigue y su alcance. Básicamente, el líder deberá asumir varios roles en diferentes momentos, como:
- Comunicador: debe transmitir los mensajes de manera clara y concisa.
- Orientador: será el guía del equipo.
- Solucionador de problemas: un líder debe escuchar a los miembros de su equipo.
- Defensor: explicar los argumentos a favor del cambio.
Además, realizar cambios implica llevar a cabo planes, que deben ser flexibles para ajustarse a posibles modificaciones. Estos planes deben ser realistas, definir claramente los roles de cada miembro del equipo y especificar quiénes participarán activamente en el plan, y quiénes no participarán, pero serán informados. Este plan debe ser controlado y revisado para realizar ajustes si fuera necesario y, además, poder aprender de forma continuada.
Eso sí, aunque los cambios muchas veces sean necesarios, realizar variaciones de manera constante puede sobrecargar al equipo, lo que causa estrés y desmotivación. Para que esto no ocurra, algunas consideraciones para tener en cuenta son: centrarse en las tareas que aportan un mayor valor, reasignar tareas, incorporar ayuda temporal al equipo o posponer algunas actividades.
En conclusión, para gestionar el cambio de manera adecuada, es necesario identificar las emociones y ponerles solución; como líder, mantener informado al equipo para que todos los miembros comprendan la necesidad de realizar los cambios, permitirles asumir riesgos para que los miedos se conviertan en creatividad y proponer planes flexibles que detallen claramente el rol de cada miembro. Por último, hay que ser cautelosos con sobrecargar al equipo, ya que a veces realizar muchos cambios de manera continuada puede dar lugar a un aumento del estrés y a la desmotivación de los integrantes del grupo.